Tras haber perdido su trabajo, el joven abogado Leo Harrigan conoce casualmente a un productor independiente de los albores del cine, cuando las compaías grandes intentaban hacerse con el monopolio del nuevo invento. El productor, H. H. Cobb, le envía a un pueblo pequeño cercano a Los Angeles para que busque a uno de sus equipos de rodaje, que ha dejado de dar señales de vida.