(1974)
Franju y el guionista Jacques Champreux crearon una miniserie televisiva a la manera de los antiguos seriales que llevaba por título L’Homme sans visage, al mismo tiempo que rodaban esta película complementaria concebida para las salas de cine. Un retorno al universo del maestro del cine mudo Louis Feuillade, que es descrito así por el propio Franju: “Una película en la que se entra como en las fiestas populares en las que, bajo pena de decepción, se recomienda reencontrar la inocencia”.