Entre los miles de turistas e isleños que se entrecruzan a lo largo del año en cualquiera de las islas del Mediterráneo, en este caso Mallorca, el realizador belga Valéry Rosier (Silence Radio, 2013) escoge a tres “al azar” y los sigue durante unos días para crear un universo desoledades dentro de un ambiente masificado en el que predominan la juerga y el desfase extremo.

Una señora mayor que ha viajado con el pretexto de conocer personalmente al chico con el que lleva meses chateando; un joven extranjero que anda despistado y sin querer se mezcla con un grupo de turistas británicos que no buscan otra cosa que desmadrarse dándose a la bebida, las drogas y el sexo; un isleño separado y padre de una niña que trabaja para los turistas conduciendo un tren “chúchú” que recorre la ciudad.

El ambiente recuerda al típico reportaje de televisión sobre “extranjeros en España”, o “estudiantes británicos desmadrándose en Mallorca”. Son turistas que viajan con un paquete de todo incluido y que, a los ojos de Rosier, no siempre encuentran el supuesto paraíso que creen encontrar. Los personajes de esta interesante y original comedia también buscan su propio paraíso soñado: la señora mayor insiste en quedar con su “ciberligue”, el joven busca divertirse en un ambiente más relajado, y el conductor del tren turístico lucha para conseguir que su hija quiera celebrar su cumpleaños con él.

Rosier utiliza un tono nostálgico y pequeñas dosis de humor negro, y arriesga en la puesta en escena. Llama la atención, por ejemplo, la composición de los planos. No se sabe por qué razón prefiere encuadrar los fondos dejando al personaje en el lado inferior, casi fuera del plano. ¿Significará que están fuera de lugar?

Ane Muñoz