Desde que Rachel Levy, una israelí de 17 años, fuese asesinada cuatro años atrás en Jerusalén por la bomba de una suicida palestina, su madre, Abigail, apenas ha encontrado un momento de paz. La asesina de Levy fue Ayat al-Akhras, también de 17 años, una colegiala de un campo de refugiados palestinos a varios kilómetros de allí.