“Es un verdadero honor entregar este premio a... ¡Oh Dios mío!, ¡Judi Dench!”, clamaba el presidente del jurado Alexander Payne antes de entregar el tercer y último Premio Donostia de esta edición. Contagiados por el mismo entusiasmo que el cineasta, el público del Kursaal recibió a la actriz británica en pie y bajo una sonora ovación de más de dos minutos. Pese a sus tablas y prestigio, Judi Dench se mostró abrumada ante semejante acogida e, incluso, se le escapó una pequeña carcajada nerviosa y cómplice.

Con la humildad y elegancia que le caracteriza, la intérprete comenzó su discurso pidiendo perdón por no saber el idioma. “Los británicos somos muy vagos”, bromeó. “Vine por primera vez a San Sebastián cuando tenía 15 años y ni por un segundo podía imaginar en aquella época que sería actriz el resto de mi vida ni que estaría aquí recibiendo un premio tan increíble”, declaró posteriormente. Visiblemente emocionada, el nuevo Premio Donostia aseguró que a su vuelta a casa “fanfarroneará y hablará de esta noche con todo el mundo”.

Nora Askargorta