Phillip, un niño de trece años de edad, desaparece de casa sin dejar rastro durante una semana. Cuando vuelve, su madre se enfrenta a preguntas que conducen a un cambio de visión de su propia vida. Ella y los profesores de su hijo sólo pueden adivinar qué estaba buscando el chico, quedando a merced de la naturaleza o acercándose a la muerte, movido por el fallecimiento de su padre. La madre fracasa ante la necesidad de aceptar que su hijo lleva una vida propia en la que tiene una influencia limitada.