Aunque las imágenes producidas para Hollywood parecen muy profesionales y controladas, el testimonio de una doble de acción en Crashing Waves revela otra cosa, al desglosar todos los elementos que concurren para que un coche se despeñe por un acantilado y se hunda en el agua para un programa de televisión. Aunque la imagen producida y editada crea en una fracción de segundo un momento de violencia para el placer del espectador, Crashing Waves descubre los meses de trabajo, entrenamiento y peligro que esta escena de riesgo implicó, supeditada a las jerarquías capitalistas y patriarcales de la industria del cine. La película reflexiona sobre lo que hay realmente en juego en la producción de imágenes de la cultura dominante y enfatiza la importancia de la ética de los cuidados.